lunes

- Y me dijeron que no


Y entonces dijeron que no era posible
que eras solo un niño
que no podías...que dejaras...
que el asunto era de grandes...

qué puede saber un niño
de cosas de grandes...
eras un niño de ocho años...
¡ y ya sufrías...!
los adultos, ¿qué van a entender?
...cosas de niños,

qué saben los adultos,
de las lágrimas que te secaste...
de cómo imaginas su rostro
pálido.. de una palidez de muerte
qué saben del miedo que callaste...
qué saben los adultos..
del dolor... de tu miedo
y de como te persigue esa tarde y otras tardes
y ahora que ya estás grande
como sigue doliendo...palpitando en tu bajo vientre.
y es que aún llevas en los brazos
cargando su cuerpo desmayado e inerte
y pensaste que perdía la vida...
y sufriste..
seguiste sufriendo al paso de los días.
De muchos kilos es la carga
una carga que crece con los años...
como desmorona el alma que se duele
atorada dentro de ti... va ese dolor..
que bloquea el correr de la sangre.

Qué puede saber la gente
ya sean menores o grandes
como dentro de ti, ebulle una gran pena
lni siquiera tú que la siente.. lo sabes ...
que la sientes...¡sí!
qué sabe nadie de los demonios
que pueblan tu mente...


Yo solo puedo ver a ese niño,
con un pequeño que casi muere
sujetándolo a su pecho, fuerte y aterrado,
por sus cansados brazos.
y ríos por las mejillas corriéndole
un llanto que ni él siente..
Yo solo veo ese niño asustado
que lleva pegado a su pecho
un pedazo de si mismo
Yo solo veo a un niño lloroso
en tu cara, Berlamino, retratado.


Rocio avitia
marzo 2010