para uno mismo,
carta sin destino,
sin remitente..
cartas que dentro,
tiene completo el sentimiento.
Cartas que no llevan
ni sello, ni membrete.
Cartas que parecen vacías
pero que llevan entre mil letras
el fastidio, la agonía y el dolor
de no verte.
Hay cartas sobre la mesa de noche
porque ni escribir tu nombre
me nace,
es como si ponerlo
de frente a mis ojos
me recuerde que como los demás
yo también soy una más,
de tantas y tantas otras.
una del montón,
una a la que decía cosas tiernas
no sé qué tan ciertas.
hay cartas, hermano,
perdidas en el buzón,
significaría un adiós, enviarlas.
Me dolería mucho, comprobar
que como el adiós que ayer ,
este adiós igual no lo sientes.
me dolería tanto o mas,
que adioses vienen y van
y tú sigues como siempre.
hay cartas que escribimos
para uno mismo,
carta recargadas de sentir,
cartas que no lee nadie,
cartas sin destinataria en el sobre,
pero que dentro,
llevan el dolor, la agonía,
de que en cada adiós,
un día si,
terminarás por irte.
abril 2010